06 junio 2022

DESCRIPCIÓN DE UNA ESQUINA.

 Taller de Expresión 1 - Cátedra Reale - Comisión 56


Independencia y La Rioja: Es la esquina donde vivo, la transito a diario y para esta descripción la observo desde mi balcón.




Día 1: Son las 18:24 del día lunes, la jornada laboral va cesando y la siempre transitada avenida Independencia está en su hora pico. Veo desde el segundo piso los autos pasar, uno tras otros, de a montones, con un breve intervalo cada vez que la luz del semáforo se pone roja para que los transeúntes puedan pasar. El cielo esta azul y en el horizonte se aprecia una resolana que ondula entre naranja y rosa, seguro es contaminación lumínica porque el sol ya partió. Hace frío, hay humedad y el ruido de los vehículos es insoportable, lo único realmente bello para mis ojos son las molduras antiguas del edificio de en frente, el resto es pura urbe de la cual no puedo rescatar belleza en este momento -quizás sea la cotidianidad que me torra- y recuerdo, mientras escribo esto, lo que hablamos en clase acerca de la desautomatización de la mirada. Personas de todos los colores y tamaños, muchos estudiantes -vivo en la misma cuadra de la Facultad de Psicología- y trabajadores de la zona. La verdulería de la esquina, la carnicería de la cual no me puedo aprender los horarios, la farmacia de confianza, la cochera de en frente que a esta hora comienza a estar concurrida. La única obstrucción en mi vista es el árbol que cubre a mi balcón de la mirada ajena y el antiestético pero necesario cablerio. En la esquina, sobre La Rioja, pasan el 101 y el 41, aun es temprano pero en unas horas la cola para subirse a alguno será extensa. Sobre la misma cuadra hay un edificio de dos pisos, mediocre pero prolijo, que llamativamente siempre tiene las aberturas cerradas. Observo ahora el balcón vecino, enrejado y con un tender fosilizado, parece que nunca están. Los autos y la gente nunca dejan de pasar.



Día 2: Es martes, son las 13:24, en mi balcón están pintando así que tuve que correr el tender y las bicis. El cielo está despejado, bien celeste y soleado, la combinación del aire frío y el calorcito del sol me encanta. De día se puede apreciar mejor todo con más detalle, como las hojas verdes del árbol que tengo en frente y los detalles arquitectónicos del edifico próximo. Como nunca antes, la casa de la esquina de La Rioja, tiene las aberturas abiertas de par en par. Las calles están más concurridas que ayer y los comercios están abiertos, la cuadra esta activa. Desde arriba el aire acondicionado de algún vecino desconsiderado esta goteando sobre el mío, me doy cuenta porque me salpica. Todo sonido se ve opacado por el ruido de los autos, sus bocinas ansiosas y los caños de escape de motociclistas patéticos que inundan avenida Independencia. Veo padres con sus hijos de la mano, con uniformes y guardapolvo blanco, que van y vienen, supongo que algunos entraran al colegio y otros estarán saliendo. Algunas señoras, a paso lento, con bolsas del súper mercado, contrastan con el resto de la gente que va a paso acelerado.



Día 3: Siendo las 16:54 del miércoles, salgo al balcón y el cielo esta blanco, los edificios del fondo que refractan la luz los días soleados, ahora están cubiertos por una niebla espesa. Las personas están más abrigadas que de costumbre, camperas inflables y capuchas por doquier. En la intersección entre Independencia y La Rioja un joven pasea a su perro y me percato de que la carnicería esta abierta y prendió sus luces led de colores para atraer clientes. La parada del bondi esta extrañamente vacía y el transito llamativamente tranquilo, como si los autos se estuviesen resguardando del clima. Por primera vez observo un buzón antiguo, de un rojo gastado y cubierto por publicidades viejas, que está en la esquina, ahí mismo donde el edificio de aberturas usualmente cerradas. Siempre camino por ahí y nunca me había detenido en el buzón que me debe doblar en años -desautomatizar la mirada me digo- y siempre estuvo ahí, expuesto a la vista de todo y testigo de, vaya a saber uno, cuantas cosas.











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MI PRIMER ENSAYO: "Inquietudes de un maricón #1"

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