19 abril 2022

SEGUNDA VARIANTE DEL CUENTO FANTÁSTICO: "Parálisis"

   Taller de Expresión 1 - Cátedra Reale - Comisión 56 

 PARÁLISIS

 

  Camino por las calles vacías del pueblo, las luces parpadean casi como sabiendo que en breve deberán prenderse, voy escuchando música con mis auriculares e imaginando videoclips con cada canción. Hace frió, acelero el paso, siempre al ritmo de la música, y solo pienso en llegar a casa y merendar algo. Doblo en la esquina y a mitad de cuadra vislumbro a un hombre parado, con una pierna apoyada sobre el tapial y fumando un pucho. Me quedo paralizado, me mira fijo, me sudan las manos y el corazón se me acelera. Es alto, robusto, joven pero no adolescente, de aspecto rudo pero accesible, me gusta... pero tengo que seguir caminando. Voy pasando por en frente de él y pienso en todos mis pasos de baile y lo ridículo que le habría parecido si me llegaba a ver una cuadra antes. Continuo mi camino, evitando el contacto visual, pero una vez que lo paso me doy vuelta, solo por curiosidad, y él me sigue mirando... a esta altura no se si es un psicópata o quizás también le gusto. Todo sucede en un instante hasta que me regala una media sonrisa al tiempo que saca el humo de su boca. No lo sabia entonces, pero ese solo gesto me conquisto.

  Llego a casa y me tumbo en la cama a pensar y fantasear con lo sucedido. Pienso mil historias de amor y otras que no sabría como describir. Imagino futuros posibles y otros quizás no tanto. Anhelo volverlo a ver. Al día siguiente voy a mi trabajo esperando cruzarme en alguna esquina a ese varón desconocido que tanta intriga me genera. Llego al laburo con desazón y me dispongo a mis tareas habituales. Entran y salen clientes, charlo con unos y con otros, agradezco propinas y regalo alguna birra por cortesía, lo normal. De repente, para el final de la jornada, mientras tengo la cabeza agachas concentrado en cerrar caja, escucho una voz gruesa que me dice: "disculpá" a lo que respondo sin mirar que ya estamos por cerrar, pero inmediatamente levanto la mirada y lo veo a él. Parálisis. Estoy acalorado y me arrepiento de lo que dije así que con voz temblorosa le pregunto que quiere tomar. 

  La primera cerveza se toma casi en silencio, a la segunda rompemos el hielo y empezamos a hablar y para la tercera ya estábamos completamente solos en el bar. Nos rodean vasos vacíos y colillas de cigarrillos y me convida una tuca que nos habilita a seguir charlando. Estoy como flotando en una nube observándolo hablar cuando me acuerdo que tengo que cerrar el local. Bajamos las persianas, apagamos las luces, cierro con llave, nos quedamos del lado de adentro.


¿Fin?

 

Tomás Avalis

No hay comentarios:

Publicar un comentario

MI PRIMER ENSAYO: "Inquietudes de un maricón #1"

      Taller de Expresión 1 - Cátedra Reale - Comisión 56