Taller de Expresión 1 - Cátedra Reale - Comisión 56
EL BUITRE
Erase un buitre que me picoteaba los pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego proseguía su obra. Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba yo al buitre.
-Estoy indefenso –le dije-, vino y empezó a
picotearme, yo le quise espantar y hasta pensé retorcerle el pescuezo, pero
estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar
los pies: ahora están casi hechos pedazos.
-No se deje atormentar –dijo el señor-, un tiro y el
buitre se acabó.
-¿Le parece? –pregunté-, ¿quiere encargarse usted
del asunto?
-Encantado –dijo el señor-; no tengo más que ir a
casa a buscar el fusil, ¿puede usted esperar media hora más?
-No sé –le respondí, y por un instante me quedé
rígido de dolor; después añadí-: por favor, pruebe de todos modos.
-Bueno –dijo el señor-, voy a apurarme.
El buitre había escuchado tranquilamente nuestro
diálogo y había dejado errar la mirada entre el señor y yo. Ahora vi que había
comprendido todo: voló un poco, retrocedió para lograr el ímpetu necesario y
como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en mi boca, profundamente.
Al caer de espaldas sentí como una liberación; que en mi sangre, que colmaba
todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre
irreparablemente se ahogaba.
Franz Kafka
No hay comentarios:
Publicar un comentario